lunes, 21 de julio de 2008

Veguita.

No recuerdo el año que era porque yo no estaba allí. Me lo han contado y mientras lo hacían, me costaba retener una lagrima.
Seria quizás el año 1921. Veguita tenia unos 6 años, la edad de mi hijo Nacho ahora. Era un niño guapo, creo que rubito y en su mirada ya se podía percibir la candidez que le acompañaría durante toda su vida. Era y seria, el mayor de tres hermanos.
Sus tías se extrañaban porque cada vez que llovía él salía corriendo a la calle con el único paraguas que había en casa y cuando volvía, una vez que dejaba de llover, llegaba calado hasta los huesos.
Cada vez que llovía se repetía la misma escena.
Un día lluvioso, cuando volvió de nuevo empapado, su tía Marta, con la que más hablaba, le pregunto que de dónde venia y por qué, llevando paraguas volvía siempre mojadito.
-El paraguas no es para mi tía Marta; es para mamá. No quiero que se moje. Esto fue lo que contestó Veguita.
La madre de Veguita habia muerto cuando dio a luz a su segundo hermano. Y él, cuando llovía, siempre iba con el único paraguas que había en casa a cubrir la tumba de su madre.
Con Dios.

8 comentarios:

Antoniu dijo...

Lo mejor que me ha pasado esta mañana es este relato. Gracias y enhorabuena por la Ironman. Lástima de no coincidir, quizas en la próxima?

MAE dijo...

Coñ... diego que s iempre me sacas la lágrimilla (y un aestá un poco flanina) ¡¡¡qué bonito!!! cuánta ternura desprende. si no fuera por estos momentos .... la vida sería muy diferente ¡¡cuánto AMOR hace falta!!!, en fin que me pongo llorica.

Oye ¡¡cuándo celebramos el IM!! tengo unas ganas locas de hablar con Yolanda y recordarle la conversación que mantuvimos cuando fuimos con los niños al monte ¡¡ya sabía yo que iba a disfrutar como si le fuera la vida en ello!!

Gracias por esos güenos momentos que nos brindas, molan, tus relatos molan

Un besazo

el chulo dijo...

hola miquel. me alegra que te haya gustado . lei en tu blog que tu tambien estuviste en klagenfurt... lastima, me hubiese gustado coincidir. en la proxima cerveza!?
mae, que yo no te quiero sacar lagrimas. la historia no es inventada, es absolutamente real.

MAE dijo...

Eh!! que no me importa "llorar" por ese motivo es más bien reconfortante, al menos para mi, es una historia preciosa

Besicos.

P.D. ¿cuándo se celebra "los finisher"?

Unknown dijo...

Muy buenas primo, t sorprenderas de ver un comentario mio aqui, espero q t haga ilusion leerlo como a mi me la hace escribirlo....

asi ke el tal Veguita existe??
te creo.....
Me recuerda a alguien q yo conoci.... ;)

Gracias tio...

Un beso muy grande Diego, y enhorabuena por el Ironman, eres un crack.....Ya m contaras despacio todos los detalles cuando nos veamos un año de estos...

Jorge.

Nacho Cembellín dijo...

Cuando lei esta historia por primera ve me dije, mira el Chulo y sus relatos cortos, qué bueno!!!. Pero cuando me has contado quién era Veguita y que lo que cuentas fue real... coño, nos empeñamos en soñar con otras vidas cuando la realidad es la hostia!!!!!

el chulo dijo...

hola jorgete. claro que me hace ilusion que me escribas!
es curioso o extraño no se, el caso es que me sorprende que sea hablar de él y te pongas por primera vez en contacto conmigo justo justo, dónde hablo de él. Esta entrada era un guiño para mi hermano pero me alegra un monton que tambien lo sea para ti porque sé la relacion que tenias tu con él. Pues nada , para vosotros.
Por cierto , cuando pares de dar gruñidos sujetando un bajo, me das un toque y nos vemos ;-)... un año de estos.(je)
chulo, tengo mas historias . Según me vaya apeteciendo las publicare. Algunas son de verdad y otras de mentira. Quiza los lunes sea un buen dia.... no sé.
Santiago Segura? rima con ... mejor me callo;-)

evita107 dijo...

Ese hombre siguió empapándose de lluvia siendo mayor... Le recuerdo mojado, congelado de frío en la puerta de casa, con dos “dulces” o una docena de churros debajo de su cazadora de aviador con cuello de borrego. Recuerdo sus besos, sus magdalenas destrozadas en el café, sus partidas al tute solo en el sofá, sus comentarios cuando veíamos la tele, sus dichos, sus manos, que de pequeña me daba cosa tocar (con lo que daría ahora por abrazarle), su mirada mientras se fumaba un cigarro en la ventana,recuerdo… Y no hay día que no me acuerde de él, ni soy capaz de nombrarle sin lágrimas pero tampoco importa...
Echo de menos a ese niño, a ese hombre, a mi abuelo, a nuestro abuelo. Y sé, estoy segura, de que Veguita, Diego, sonríe al saber que sigue entre nosotros, segura de que si existen los paraguas donde está, el coloca el suyo sobre nuestras cabezas.