jueves, 21 de junio de 2012

con su pelo blanco y su chal

     Reconozco mi pasividad. De hecho intento buscar alguna excusa que me permita no pensar demasiado en ella pero , sinceramente, no la encuentro.
Es como estar dentro de un bucle interminable en el que con cada vuelta que doy y con cada vuelta en la que soy absorbido, la cosa se va poniendo peor.
Cuando algo me ha preocupado de verdad y, entiendase por preocupación verdadera aquella que es capaz de quitarte el sueño (literalmente), he recurrido de alguna manera a las personas con mas criterio  que conozco.
Una de ellas es mi abuela. Las otras , son los niños.

     Cumplire 40 años en diciembre. Mi primer trabajo fue con una autorización paterna, era un crio, se me puso en el rabo comprarme un instrumento musical y mi padre pasaba de mi. Me puse tan terco que al final "obligue" a mis padres a que me dejaran currar para ganar el dinero que costaba ese instrumento ( 5000 pelas de la época, un jornal). Me explotaron... hijos de puta ( algún día contare esta historia).
Cuento esto, porque desde entonces me he ganado la vida de la misma manera. Vendiendo. Si te dedicas a vender , quieras o no conoces gente. Mucha gente.

    Pues bien, de toda la gente que he conocido hasta ahora, tanto en mi vida profesional como en mi vida privada solo puedo decir que admiro con absoluta sinceridad a mi abuela.
Por su sencillez, por su individualidad, por su sentido del humor, por su generosidad ,por sus frases lapidarias, por su dureza, por su mal genio ( herramienta perfecta que sirve sobre todo para que un imbécil no se acerque a menos de 1 metro ), por su mirada llena de verdad y sobre todo, por sus cojones ( algún día me gustaría contar algo sobre esto pero temo que mi falta de objetividad sea un problema).
Esa generación, que por desgracia, ya va cayendo, es una generación dura. Dura y divina. Una generación que ha conocido el hambre y ha conocido un país dividido. Dividido de verdad.
Ha conocido lo que de verdad es el "que te falte".

     Mi abuela parece que nunca habla en serio pero si paras y piensas en lo que acaba de decir, juro que te puede hacer que te  tiemblen las piernas.
Nuestra generación es una generación afortunada. Tenemos de todo... y mas. Nuestras preocupaciones estriban básicamente en ganar dinero para pagar facturas. Facturas de cosas que no necesitamos realmente.  Tengo amigos que viven para trabajar. Yo mismo hubo una época en la que hice lo mismo. Tenemos coches, casas con piscina y calefacción y plaza de garaje y vitro y..., salimos a comer fuera, comemos fruta, verdura, carne y pescado, vinos de rioja, ribera, somontanos.... nos gastamos dinero en ir de vacaciones, en ropa que a veces ni nos ponemos... podría seguir hasta el infinito pero paso, aqui lo dejo.

Somos afortunados, decía.
Y nos quejamos. Nos quejamos continuamente. Yo me quejo. Tu te quejas. Nosotros nos quejamos. Todos se quejan.
Cuando me quejo, cuando a veces me quejo y lo hago delante de mi abuela, mi abuela me mira y se ríe, mira al cielo aunque estemos bajo techo y sigue sonriendo mientras mueve la cabeza de lado a lado, y me mira, me mira con esa mirada con la que desarma mis argumentos , argumentos fuertes y de peso para mi, argumentos inconsistentes para ella, argumentos de niño mal criado que no valora lo que tiene y que no agradece su suerte.
Y me dice algo. Algo nuevo. Y según me lo dice yo me sorprendo porque me parece mágico que con su edad , tenga la claridad de ideas que yo con la mía no tengo.
Y me dice:
- nene, que Dios no te mande lo que de verdad puedes aguantar.
Y entonces me tiemblan las piernas. Mucho. Porque si me paro a pensar en ello , si dedico solo un minuto de mis pensamientos a esa frase entonces, siento miedo y ademas, me hago pequeño y me descubro tonto.
Con Dios.

domingo, 10 de junio de 2012

Escucha , si puedes.

Hace tiempo me diagnosticaron "déficit de atención". Yo ya era adulto pero este hecho me dio muchas respuestas a preguntas que me hacia desde mi infancia.
Una constante en mi vida era un sentimiento que me atormentaba en mis momentos mas débiles. Ese sentimiento era uno que me hacia tener la sensación ( real) de que no terminaba las cosas que empezaba, desde un libro a una película pasando por una actividad en concreto o incluso a una conversación con según quien.
Hoy por hoy he aprendido a convivir conmigo y también a perdonarme. Que no es moco de pavo.
Yo oigo. Oigo todo lo que me rodea. Estoy pendiente de todo lo que hay a mi alrededor. Se que llevan puesto los de las mesas de al lado en un restaurante , el color de sus zapatos, sus relojes, sus manos... pero sobre todo si están enfadados, contentos , tristes, engañados, hartos, si se sienten orgullosos, rastreros, felices, miserables, estúpidos, cohibidos, respetados. Creo que mi fuerte en este asunto es que , de forma natural, se "leer" el lenguaje modal de los gestos naturales. Eso suena bonito y quizá algo pretencioso.
No os lo creáis , es menitra.
Esto lo digo porque me da vergüenza admitir que soy incapaz en muchas ocasiones de escuchar al que tengo al lado y quiero quitarle importancia a mi falta.
En parte es verdad que me fijo en todo lo que me rodea pero es mas verdad aún que no escucho cuando me hablan. No lo hago a posta.  Me cuesta, me cuesta, me cuesta. Se me cierran los ojos si me esfuerzo en hacerlo y se me nota mucho dicho esfuerzo.  Siento a veces envidia por los que pueden escuchar. Alguno habrá que sienta envidia de mi al saber si el de la mesa de al lado ha pedido carne o pescado.... a mi me da envidia él, porque es capaz de escuchar. Y escuchar es de gente inteligente, porque sobre todo, te ahorra tiempo, mucho tiempo y el tiempo es lo único irrecuperable en esta vida... en esta puta vida.
Me gusta mucho leer pero me cuesta mucho terminar un libro. Cuando lo hago me siento orgulloso de mi. Este hecho forma parte de mis pequeños-grandes  logros.  En mi mesilla de noche hay siempre dos, tres y hasta cuatro libros empezados. Suelo terminar unos seis , siete u ocho en un año pero empiezo mas del triple leyendo incluso hasta mas de la mitad de muchos. Pero no se por qué, los dejo.
Por eso creo que voy a caer en las redes de un ebook.
Escuchar y prestar atención también te hace ahorrar dinero.
Conduzco desde hace 20 años. Mi sentido de la orientación es malo, bueno, mas que malo es inexistente. Es lógico y normal, si no presto atención ¿ como cojones voy a leer un mapa? ¿hay algo mas aburrido que un puto mapa?. Bien, aun con mapa, si me perdía preguntaba a alguien. No prestaba atención. Le decía que sí a sus indicaciones , pero no le estaba escuchando y lo peor es que estaba siendo consciente de que no le estaba prestando atención. Eso me hacia y me hace sentir una extraña sensación entre "soy bobo y no lo puedo remediar , ergo,  me perdono y me rio ".
Me compre un navegador. Uno de esos a los que le puedes poner la voz de Bart Simpson y que te dice por donde tienes que ir. Me sigo perdiendo , pero menos...¿ será por la voz?. No sé , pero funciona.
Hoy es un día especial.
Hoy creo que estoy mas tranquilo y se que me puedo perdonar a mi mismo un poquito mas porque se que no estoy solo.
Esa tara mía , esa tara que durante años tantos año  me ha perturbado , hoy sé que no solo es cosa mia. Que no estoy solo. Que somos mas. Muchos mas. Y que Dios, o lo que sea que hay por encima de todo aquello que no puedo comprender, me ha hecho nacer y vivir en el país de los que no saben/sabemos escuchar.
También creo que hay grados en mi tara. Yo no escucho pero lo reconozco. Intento ser mejor, de momento reconociendo mi error y después intentando , no solucionarlo porque no puedo , pero si que intento esforzarme por hacerlo chiquito cuando la ocasión se presta a ello.
Y no, no dare mi brazo a torcer, me seguiré esforzando y por supuesto perdonando cada vez que meta la pata , que suele ser una media de 3-4 veces por día ( número hoy por hoy, rebajado gracias a mi tesón).
Por último quiero decir una cosa mas:
Tener "déficit de atención" no es lo mismo que ser gilipollas. Cuando Ese de arriba repartió la caja de "la gilipollez" a mi me tocó mi parte, ni mas ni menos que a ti, mi parte, como a ti. Asi que no nos creamos lo que no somos. Escuchar, escucho poco pero si quiero, puedo leerte por dentro.
Que lo sepas.


Con Dios.


lunes, 4 de junio de 2012

Gran Torino

Me gusta correr.
Me gusta la cerveza, casi como correr. De echo creo que lo primero me lleva a lo segundo y que por lo tanto, lo segundo es una consecuencia lógica de lo primero. Causa y efecto.
Me gusta el monte.
Me gusta mi familia.
Me gusta ir en moto.
Me gusta comer. Para mi es un autentico placer.
Me gusta el jazz... podría estar todo el día escuchando jazz.
Me gusta leer, pero solo lo que me apetece.
Me gusta estar solo.
Me gusta emocionarme porque así no se me olvida que soy un hombre normal.
Me gusta ayudar.
Me gusta trabajar para mi.
Me gusta que no haya nadie, si así lo prefiero.
Me gusta elegir.
Me gusta poder ser libre para decir "no".
Me gusta el otoño y el invierno. El verano no me gusta. Paso mucho calor. La primavera vaya que vaya.
Me gusta ir al cine, su oscuridad y su olor, el sonido y su magia.
Me gusta Clint Eastwood y me gusta mucho , mucho , mucho Gran Torino.



Con Dios.